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1. DECLARACIÓN SOBRE ESTATUTOS Y REGLAMENTOS
Declaro que conozco y acepto los estatutos y reglamentos de la Asociación Argentina de Polo que se publican en este sitio oficial y me obligo a cumplirlos.
2. RESPONSABILIDAD
En caso de que participe en torneos, partidos y cualquier tipo de competencia o evento que organice la Asociación Argentina de Polo declaro que lo haré libre, voluntariamente y bajo mi propio y exclusivo riesgo.
Asumo que la práctica de polo es peligrosa y libero de toda responsabilidad directa o indirecta y con tanta amplitud como lo permita la ley a los demás jugadores, a los árbitros, a la Asociación Argentina de Polo, a los organizadores de los torneos y partidos, a los agentes y empleados de los organizadores, a los auspiciantes y prestadores de servicios en forma onerosa o gratuita a los propietarios y custodios del predio donde se desarrollen los torneos y partidos, por cualquier pérdida, daño, erogación, lesión y/o pérdida de la vida, afectación de la salud y bienes que pudiera sufrir o que pudieran sufrir las personas a mi cargo.
Renuncio a cualquier acción, derecho, demanda o reclamo que pueda tener contra AAP.
Esta liberación de responsabilidad abarca los hechos que ocurran antes, durante, entre o después de los torneos, partidos o eventos e incluye aquellos hechos derivados de la atención y traslado por los equipos de emergencia médica.
Renuncio, en los términos de los artículos 944 y concordantes del Código Civil y Comercial, a exigir reparación alguna a las personas nombradas precedentemente y a cualquier otro tercero por los daños a los que me expongo por la propia naturaleza del polo y que pudiera sufrir con motivo o en ocasión de los torneos, partidos y eventos de cualquier naturaleza.
He evaluado detenidamente mis actuales capacidades técnicas y físicas, la naturaleza del juego, las condiciones de los predios en los que se desarrollarán los torneos y, en general, la medida del riesgo que asumo a mi criterio y con pleno consentimiento.
La Asociación Argentina de Polo será responsable, en cada caso y según el torneo, de los daños que yo pudiera causar a terceros con motivo o en ocasión de mi participación en torneos específicamente organizados por la Asociación Argentina de Polo, sujeto a la condición de que yo causare dichos daños desempeñándome dentro del marco reglamentario del polo. Por el contrario, yo seré responsable si causare daños a terceros por actos ajenos al marco reglamentario de la actividad del polo y mantendré indemne a la Asociación Argentina de Polo si yo ocasionare daños por dichos actos.
3. CESIÓN DE DERECHOS
Cedo a la Asociación Argentina de Polo en forma plena todos los derechos de propiedad intelectual sobre mi imagen y sobre los sonidos producidos durante el desarrollo de los campeonatos y/o partidos y/o eventos organizados por la Asociación Argentina de Polo (tomados tanto durante los partidos en sí mismos como antes, durante y después de los partidos, incluyendo contenidos conocidos como “detrás de la escena”, premiaciones y, en general, todo contenido tomado con motivo o en ocasión del desarrollo de los torneos y partidos organizados por la Asociación Argentina de Polo en los que participe).
La Asociación Argentina de Polo podrá utilizar, editar, distribuir, difundir y disponer de los derechos cedidos –incluyendo el derecho de uso de las marcas de mi propiedad y las marcas cuyo derecho de uso nos hayan concedido terceros y aparecieren en nuestra vestimenta y equipamiento accesorio por cualquier medio, en cualquier territorio y sin límite de plazo.
La Asociación Argentina de Polo solo podrá usar y explotar los derechos que le cedo en virtud de este punto en el marco de las actividades que integran su objeto. Por lo tanto la Asociación Argentina de Polo no podrá usar, explotar, ceder o licenciar los derechos recibidos para fines comerciales distintos de la difusión del polo en general y de los torneos organizados por la propia Asociación Argentina de Polo. La Asociación Argentina de Polo podrá ceder a terceros por cualquier título los derechos que le concedo en virtud de esta declaración.
Declaramos que nada tenemos que reclamar a la Asociación Argentina de Polo ni a tercero alguno con motivo de esta cesión de derechos.
4. ARBITRAJE
Las decisiones finales y acciones tomadas por los órganos de la Asociación Argentina de Polo relativas a cualquier conflicto emergente de la interpretación y aplicación del estatuto y de los reglamentos de la Asociación Argentina de Polo y cualquier otra norma aplicable a los campeonatos y partidos organizados por la Asociación Argentina de Polo en los que yo participe como así también a toda otra controversia derivada de su objeto o de hechos o actos vinculados al polo en los que debiere intervenir la Asociación Argentina de Polo con equipos y/o jugadores participantes y/o referees y/o que involucrara a cualquiera de los mencionados entre sí, no serán recurribles ante los tribunales ordinarios de justicia.
Eventualmente, y con carácter restrictivo, las decisiones de la Asociación Argentina de Polo con relación a cualquier controversia suscitada con motivo de mi condición de jugador de polo y me actuación en torneos, partidos o eventos organizados por la Asociación Argentina de Polo podrán ser sometidas a un tribunal arbitral designado al efecto por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. El Tribunal Arbitral establecerá sus normas de procedimiento y dictará su laudo de acuerdo con el Reglamento laudo que será vinculante, definitivo e inapelable. Reconocemos que los partidos, eventos y campeonatos mencionados en esta declaración no podrán ser paralizados ni demorados y por lo tanto renunciamos a interponer cualquier medida cautelar que persiguiere dichas suspensión, incluyendo, sin que signifique limitación, medidas de no innovar, autónomas o de cualquier naturaleza, solicitadas a los tribunales ordinarios.
5. CONSENTIMIENTO
Reconozco que al “cliquear” en el campo "Aceptar y continuar" expreso mi consentimiento con el mismo valor que el que tiene una firma manuscrita.
Una amplia historia con relevantes antecedentes.
El juego de polo, que se desarrolla a caballo, debe ser tan antiguo como el medio empleado. El caballo es uno de los primeros animales sometidos a la domesticidad por los pueblos antiguos civilizados. La historia de la civilización está, pues, vinculada al caballo y los hombres de todos los tiempos aprovecharon su fuerza y velocidad, su ardor en el combate, su resistencia a la fatiga, su noble obediencia que se obstina hasta la muerte; y como si estas cualidades que facilitan al hombre la conquista y el esparcimiento no fueron suficientes, su utilitario les brindó carne y cuero resistente y esas crines que en las locas galopadas hacen flamear al viento.
Si queremos ahora ahondar en los orígenes del juego del polo, no es aventurado suponer que el momento habrá ocurrido en alguno de aquellos altos en el camino de las hordas invasoras, o de los pueblos nómades o de alguna migración pacífica en nuestro pasado. Los guerreros más jóvenes y animosos aprovechaban sus montas para realizar otros menesteres más placenteros que el lento andar de las caravanas por las precarias huellas o menos peligrosas que el combate; e improvisaban cualquier clase de juego de a caballo: la caza, la carrera y, por que no el polo? Cerámicas chinas de las más remotas dinastías nos muestran a jinetes en posición inequívoca de golpear una pelota. Pero es en la miniatura indo-persa, reflejo fiel de la Època esplendorosa del reinado de los grandes mongoles, donde advertimos los diversos elementos que componen el juego: jinetes esgrimiendo tacos, los arcos lejanos, los sirvientes –ahora ‘petiseros’’- y la pelota.
Cuando a mediados del siglo pasado Inglaterra extendió su dominio colonial a las tierras del Asia, los oficiales de los regimientos montados descubrieron por comentarios en diarios y revistas que en la India, los marajás practicaban con sus cortesanos un juego llamado Polo y pronto lo adoptaron y lo jugaron asiduamente. Para ello comenzaron por utilizar sus palos de cricket para reemplazar a los tacos, mientras usaban bolas de billar. Llevados por el espíritu de orden, lo reglamentaron, porque para los nativos no había límite de espacio ni de tiempo, como tampoco en el número de jugadores participantes. Al regresar a sus lares estos oficiales de caballería difundieron el juego para pasar pronto a ser los campeones. Pero el ciclo histórico seguirá su curso, siempre de Oriente a Occidente. En una final de polo entre el equipo inglés y el de Jaipur, en Hurlingham, cerca de Londres (la cuna del polo inglés, como lo será el Hurlingham Club para la Argentina) estuvo presente un norteamericano prominente, Gordon Benet, quien guiado por su entusiasmo, regresó a su tierra llevando consigo bochas, tacos, fotografías reveladoras y el célebre Reglamento, elaborado por quienes se habían hecho líderes de esa disciplina.
A poco de iniciado el polo en los Estados Unidos se advirtió el interés que suscitaba, y se jugará más adelante con tanto empeño y calidad que sólo debía esperar la oportunidad propicia para arrebatarle el cetro a su madre patria, Copa Westcherter de por medio. Pero muchos más al sur el juego se trasladó a la Argentina por medio de los ingleses que se radicarían en nuestro paÌs, de donde surgiría a través de un tiempo prudencial, un inesperado competidor, capaz de convertirse por medio de sus hombres y también en especial por sus caballos(que con el tiempo se constituirían en un importante ingreso de divisas para el país) en un tremendo oponente, de inglaterra y los EE.UU. Copa Westcherter por medio peleaban por la supremacía mundial en el juego, que iba teniendo gran difusión y ganando adeptos constantemente.